26.5.10

Escritura

Nononononono. Nada de negocios ni poder. Yo quiero entrar al lugar, hacer nada, e irme a dormir. Cuales sean las maneras más ingeniosas de inscribirse acá en la vida no me llama la atención. Y está todo bien. Tengo que limpiarme la cabeza un poco. De ideas, lamentos, juramentos. Viajar estaría muy bien, por lo menos. Es muy confuso el devenir de una persona cuando pasa de una situación de nada a tener 4.000 $ ahorrados. Perdidos los sueños continúan los libros leyéndose por uno, yo mirándolos. Otoño normal, puertas que chirrían. Les digo muchas gracias, che, son unos capos. Un baño va a venir bien en unos ratos, y los charcos. Mojando el pie en el azulejo. No entiendo mucho como se juega esto así que voy a seguir de largo.

12.5.10

Sin ticket no hay abrigo

"Yo, al escribir no hago literatura; escribo sujetándome el hígado o apretándome el corazón".-


Supongo que la causa no es definible
más que en divagues. Supongo.
Como espasmos y síntomas de la punta de un iceberg
mirando huesos enterrados en la arena.

El silencio noctámbulo
responde a mi cuerpo millones de preguntas.
Con silencio.

Entiendo la carencia de dirección
en todo, la infinita forma, la infinita chance.

En mi campo alucinatorio pienso,
¿que haríamos flotar todos juntos?:
el mar.

Pero entonces
payasos y marionetas,
los cuadrados y el azar,
brillan como una tormenta
llena de reflectores.

La estructura, los dígitos, animales diciéndose
"Humanos", contemplándose
correctos u estupendos u imbeciles
o mediocres: ganadores y perdedores.

Roedores, binoculares, cubiletes.
No funciona.

La ilusión y la fuga,
delirio o delicia,
la intensidad, la inocencia...

Una vida en completa y verdadera existencia;
Planetas al son de una histérica flauta,
danzando con una bola de fuego.

Es increible.

El mundo que se desvanece es tu recuerdo,
tu mente y tu corazón. Aquello que tenemos
de la realidad en los huesos y los ojos,
todo lo que querrías trastocar y fundir
en un nuevo molde, eso que diagramamos
en la infinita electricidad de la fantasía.

Aquello que nos dice quienes somos
impregnado en
en el cuerpo durante esto.

Ese sueño cantando
en esta resistente obra de teatro;
juego de ganadores y perdedores
y sangre y tiempo y espacio
desperdiciados...
guiños superfluos,
una rueda destrozada,
obstaculos.

Ayer de cerrojos como colchonetas
y resortes y... Personas dando vueltas
una y otra vez en el mismo lugar;

Gritos y pánico,

No importa.
hay grillos y
hay murciélagos.

El ojo del huracán nos llama
como calambres del futuro.
Imperios del sonido y los ecos
de las vivencias que se acercan.

La resurrección de la realidad.

Mañana.

Hay demasiados animales en esta jaula.

Supongo que la causa no es definible
más que en divagues. Supongo.
Como espamos y síntomas de la punta de un iceberg
mirando huesos enterrados en la arena.
Como gotas en el mar.

7.5.10

Entrevista del Diario O Globo a Marcola

-¿Vos sos del PCC (Primer Comando Capital)?

-Más que eso, yo soy una señal de nuevos tiempos. Yo era pobre e invisible... ustedes nunca me miraron durante décadas... Y antiguamente era fácil resolver el problema de la miseria... El diagnóstico era obvio: migración rural, desnivel de renta, pocas favelas,

periferias ralas. La solución que nunca venía... ¿Qué hicieron? Nada. ¿El gobierno federal alguna vez destinó presupuesto para nosotros? Nosotros sólo aparecimos en los desmoronamientos en el morro, o en las canciones románticas sobre la "belleza de los morros al amanecer", esas cosas... Ahora estamos ricos con la multinacional del polvo. Y ustedes están muriendo de miedo... Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social... ¿Viste? Soy culto... leo a Dante en la prisión.

-Pero la solución sería...

-¿Solución? No hay más solución, chabón... La propia idea de "solución" ya es un error. ¿Ya viste el tamaño de las 560 favelas de Río? ¿Ya anduviste en helicóptero sobre la periferia de São Paulo? ¿Solución cómo? Sólo vendría con muchos billones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general; y todo tendría que ser bajo la batuta casi de una "tiranía esclarecida", que saltase por

encima de la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del Legislativo cómplice (¿o vos creés que las 287 sanguijuelas van a actuar? Si bobean, van a robar hasta al PCC...) y del Judicial, que impide puniciones. Tendría que haber una reforma radical del proceso penal del país, tendría que haber comunicación e inteligencia entre policías municipales, estaduales y federales (nosotros hacemos hasta tele-conferencias entre presidios...) Y todo esto costaría billones de dólares e implicaría un cambio psico-social profundo en la estructura política del país. O sea: es imposible. No hay solución.

-¿Vos no tenés miedo de morir?

-Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Además, acá en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme... pero yo puedo mandar a matarlos a ustedes afuera... Nosotros somos hombres-bomba. En la favela hay cien mil hombres-bomba...

Estamos en el centro de lo indisoluble, exactamente... Ustedes en el bien y yo en el mal, en el medio, la frontera de la muerte, la única frontera. Ya somos otra especie, ya somos otros bichos, diferentes a ustedes. La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, en el ataque al corazón... La muerte para nosotros es la presunción diaria, tirados en una zanja... ¿ustedes intelectuales no hablan de lucha de clases, de "sea

marginal, sea héroe"? Bueno, es eso: llegamos, ¡somos nosotros! Ja, ja... ustedes nunca esperaron a estos guerreros del polvo, ¿no? Yo soy inteligente. Yo leo, leí 3000

libros y leo a Dante... pero mis soldados son todos extrañas anomalías del desarrollo rengo de este país. No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo ahí afuera, cultivándose en la llama, educándose en el absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo alienígena escondido en las márgenes de la ciudad. Ya surgió un lenguaje nuevo. ¿Ustedes no escuchan las grabaciones hechas "con autorización de la Justicia"? Bueno, es eso. Es otro lenguaje. Estamos delante de una especie de post-miseria. Eso. La post-miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas.

Es la mierda con chips, con megabytes. Mis comandos son una mutación de la especie social, son hongos de un gran error sucio.

-¿Qué cambió en las periferias?

-Dinero. La gente hoy tiene. ¿Ustedes creen que quien tiene 40 millones de dólares como el Beira-Mar no manda? Con 40 millones la prisión es un hotel, un escritorio... ¿Cuál es la policía que va a quemar esta mina de oro, entendés? Nosotros somos una empresa moderna, rica. Si un funcionario vacila, es despedido y tirado al microondas... ja, ja. Ustedes son el Estado quebrado, dominado por incompetentes. Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos y burocráticos. Nosotros luchamos en terreno propio. Ustedes en tierra extraña. Nosotros no tememos la muerte. Ustedes mueren de miedo. Nosotros estamos bien armados. Ustedes van de tres octavos. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa. Ustedes tienen la manía del humanismo. Nosotros somos crueles, sin piedad. Ustedes nos transforman en superstars de cine. Nosotros los hacemos a ustedes payasos. Nosotros somos ayudados por la población de las favelas, por miedo o por amor. Ustedes son odiados. Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos globales.

Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestros clientes. Ustedes nos olvidan así como pasa la violencia.

-¿Pero qué es lo que tenemos que hacer?

-Voy a dar una avispada, aún contra mí. ¡Agarren a los barones del polvo! Hay diputado, senador, hay generales, hay hasta ex presidentes de Paraguay en los cárteles de cocaína y armas. ¿Pero quién va a hacer eso? ¿El Ejército? ¿Con qué plata? No hay dinero ni para el rancho de los reclutas... El país está quebrado, sustentando un Estado muerto a intereses de 20% anual, y Lula todavía aumenta los gastos públicos, empleando 40 mil picaretas. ¿El Ejército va a luchar contra el PCC y el CV (Comando

Vermelho)? Estoy leyendo a Klausewitz, "Sobre la guerra". No hay perspectiva de éxito... Nosotros somos hormigas devoradoras, escondidas en las márgenes... La gente ya tiene hasta armas antitanques... Si pelotudean, van a rodar unos Stingers ahí...

Para acabar con nosotros, sólo tirando bombas atómicas en las favelas... Además, nosotros terminamos tirando también "unita", de esas bombas sucias precisamente... ¿Ya pensaste? ¿Ipanema radioactiva?

-Pero... ¿no habría solución?

-Ustedes sólo pueden llegar a algún logro si desisten de defender la "normalidad". No hay más ninguna normalidad. Ustedes precisan hacer una autocrítica de la propia incompetencia. Pero voy a ser franco... en la buena... en la moral... Estamos todos en el centro de lo indisoluble. Sólo que nosotros vivimos de él y ustedes... no tienen salida. Sólo la mierda. Y nosotros ya trabajamos dentro de ella. Mirá, acá, hermano, no hay

solución. ¿Saben por qué? Porque ustedes no entienden ni la extensión del problema. Como escribió el divino Dante: "lasciate ogni speranza voi che entrate!" Perezcan todas las esperanzas ¡estamos todos en el infierno!

Todos los Totis el Toti

Check this out, Lady:
Un día se vino a casa Joaquin (DNI: 41551666) para realizar esta obra junto a una mujer rubia y un aparato cosmico robotico llamado "Gigapan: todos tus angulos semental". A esto, yo no les serví ni un café ni les dí ningún merecido vaso de cocucha; ellos estaban trabajando, y yo soy un mero mezquino de mierda. Esta foto pasó a ser una, entre otras, en la colección que irá a parar en una capsula del tiempo que resguardará (tras la muerte total de esta generación, que ya se viene) cierta memoria de como fué existir en este abismo llamado Buenos Aires. Más allá de que no me gusta mucho la idea, podria llamarla infantil, de remitir a la memoria dejando en claro que se lo hace, publicitandola, y dandole un espacio más o menos privilegiado para que esto adquiera valor politico: me agrada el experimento artistico que la misma tecnica empleada representa. El ojo de una lente grabando todos los angulos de un panorama, una estancia, un instante; el caso es que el legado violento del arte, buscará su propia supervivencia más alla de un buen o mal recibimiento de la sociedad, y está foto en la capsula mostrará, tarde o temprano, como los jovenes de cierta temporalidad encontrabamos las maneras de divertirnos, duplicarnos, disfrazarnos y, por sobre todo, brindarnos la posibilidad de generar fuego estetico compartiendo los medios que cada uno adquiria en las desventuras de su corporalidad.

Más allá de que, quizás, la gestión actual vaya a sacar provecho del miedo a la muerte de su población, y de sus ansias de generar un legado que persista a la disolución a la que el tiempo nos somete: el asunto seguirá, simplemente, siendo otro. Señorito Joaquin, siga haciendose con la tecnica y tecnologia disponible, el demonio lo requiere así.

Estoy retratado junto a mi doble y junto a mi amigo. Junto a mis guitarras, mis libros, mi gel, mis fotos y dibujos, mis paredes. Solo fué posible gracias a este Joaquín (DNI: 41551666) que se vino a casa junto a una mujer rubia y un aparato cosmico robotico llamado "Gigapan: todos tus angulos semental".
No tengo la menor idea de que otras escenas habrán sido tomadas, pero espero que vuelquen una mirada panoramica de los distintos escenarios que conforman este infierno; un mapa de los primeros gugudadas de un siglo veintiuno que hace agua marroncita y vomita sus primeras papillas infectadas con el tamiflu de un viejo mercado. Creo que Arjona, el Obelisco, las Villas, Casamientos, las Habitaciones, Las vistas de Edificios altos, darán un maravilloso vistaso de lo que fué vivir está Era, al igual que sentimientos confusos de melancolia barata, añoranza y terror al paso del tiempo.

La memoria es sagrada y honesta, como esqueletos que emergen de un lodazal, y estamos frente a una novedosa manera de documentar el naturalismo en todo detalle. Una nueva esfera que, aunque a mi me moleste (por puro prejuicio, honestamente) su relación financiera con la politica, podria permitir en el futuro una muy corporea exploración del pasado. Por ahora imagen... Pero en cuanto, cuando caiga la ficha, se empieze a documentar el sonido y el olor de las epocas, el cuadro no se alejará demasiado de un casi-eficiente (siendo virtual) viaje al pasado.

Aquí mi cuartito:
http://gigapan.org/gigapans/34230/

Ante la Ley

6.5.10

Hola, Mamá!

Nuevamente un espacio donde se vuelcan los resultados de las descargas electricas acontecidas, ahora u ayer, en mi vida, gracias, probablemente, al contacto con la tuya y la otra, y todo esto que pasa cuando la conciencia aflora en días que son el mismo más allá de convenciones.

Extiendo la mano, pulso; ojalá algo te guste, querida conciencia. Hoy me considero en derecho de expresar mis ideas frente a esto de la manera que más me satisfaga.

Precisamente, esta es la busca; aquí van cuentos, allí van puemas, allá lo que sobra. Poner etiquetas, puertas a cosas. Algo de Kafka, algo de Celine, un poquito de Artaud, Holderlin, Foucalt, etc.

Cerrar la vista, divertirme un rato en un espacio de expresión casi público.

Diario personal de un Moma: expresión del sueño, de la cautela.
Blogspot: superficialidad demoniaca.

Atentamente,
El Principe.

28.4.10

"Todo esta hecho con espejos" ¿te acordás?


Despertaban de un sueño aguado las gotas sobre las hojas de un otoño. El planeta estaba en su lugar, la magia estaba encerrada y las preguntas sobre quién, y por que, o como se lograba, efervecían en el ambiente por instantes. Nadie sabía menos que el otro, pero algunos, más bien menos que pocos, tenían mejores pistas. Mejores documentos, mejores formas de contener la atención. Más tiempo adjudicado. No sé. Tampoco me interesa nombrarlo, tanto. Que hipócrita.

Despertaban de un sueño aguado como cualquier noche: las gotas despiertan cuando casi nadie puede verlas. Los que las ven no las comprenden, pero son gotas. ¿Y que sería una gota en este terreno?, ¿que responde a mi inquietud sobre ellas? Mientras me alejaba, orientado por el torrente de individuos, miré un sanguche y me dio hambre. Bajé las escaleras y miré a la gente. Muchísimos individuos. Eso debe significar muchísimas cosas, cada uno. Muchísimo más que cualquier cartelera repleta, o mensaje, o belleza. O nada. Salí del edificio por la puerta delantera y hay carteles, siempre. Es un lugar grande; antes era otra cosa, ¿pero qué cosa? ¿Y antes, que cosa sería antes de ser otra cosa? Nada, un pastizal abrupto. Tranquilo.

Pasé por el kiosco y hay tres fotocopiadoras y hay muchísimas personas. Casi demasiadas, pero no. Supongo que nuestro cuerpo somos nosotros, nunca voy a entender si del todo, pero también resulta que es nuestro vehículo. No hay otra manera. Somos nuestro vehículo. Lo que quiero decir es que existe tráfico y es agradable. O no. De alguna manera es lindo saberse en posibilidad de choque con otros, entenderse como una institución material inexplicable. Relativamente somos iguales… Eso es lo menos interesante. Saber que flotamos en un cauce conjunto, psicológico, laboral, social, coreografía, o desfilando por la pasarela de los sueños, y entendiendo que lo que entendemos es entendido de una forma más o menos diferente por otra criatura. Pero con relativamente más o menos potencia. Siempre me resulta más o menos divertido intentar imaginar de qué manera piensa cualquier persona que se me acerca unos metros.

Despertaban de un sueño aguado las gotas sobre el capó de un auto. Brillantes, finitas, confusas. Agua. Lluvia. Como tintines chisposos a la luz de cualquier cosa. Me hacían pensar en la locura de nuestra vida. Autos, carteles, edificios, slogans, vestimentas. Marcas y establecimientos, cohetes y pistolas, ¡videojuegos! ¿Cuál de todas esas cosas cobra un real sentido frente a lo minúsculo de una gotita?, ¿cuántas cosas sobreviven frente a una pequeña gotita? La vida, las cosas de la vida, las cosas vivas y las cosas casi vivas. Lo demás es locura, creo. Una quimera que no consigue respirar jamás. Nunca. Felices necios ciegos tocándose el corazón. Mataríamos por ser felices: algunos lo hacen. Mataríamos por justificar lo que hacemos, lo que no hacemos. Nos gritamos, discutimos… Una de las cosas que más me tiene entrelazado últimamente es la idea de que vivamos inmersos en una realidad discursiva: como un puto cuento. Estoy llegando a pensar que cualquier cosa se torna objeto, sujeto, referencia y motivo como si en vez de realidad fuese dialogo. Así sigue. Y pienso poco, tosco, y lento. No estoy en una época agradable, me repito. O repito y nada más. Ese debe ser el problema. Mimesis y reproducción, una cagada. Ninguna época debe haber sido agradable. Ninguna época debe haber carecido de riesgos. Acaricié suavemente la corteza de un árbol en la vereda, fuera de lugar. Un segundo. Proseguí hacia ningún lugar. Las gotitas igual me eran simpáticas y continué con mi actitud estúpida de concentrar mi cabeza en cosas que no tienen sentido.

De repente alguien agarró fuerte de mi hombro. Me asusté muy rápido y volteé. Era una mujer joven, con el pelo oscuro y ondulado. Tenía una musculosa y una pollera, me daba miedo. Sus ojos ardían como un fuego en un desierto por la noche, y tenía un diente dorado brillando dentro de su boca. Me clavó su mirada, dos profundos ojos oscuros, y una lengua que maldecía:

–‘¿Qué puede cambiar la naturaleza de un hombre?’

No supe que contestar; su penetrante mirada y la fuerza con la que me apretaba, además de esa pregunta extraña. Además… Las baldosas se quebraban, y se levantaban desnudando las frías llamas del infierno. Zarzas gigantescas de color purpúreo emergían del concreto, señalándome: un golpe en la frente. Sentí la sangre entre mis brazos de espinas desgarrando desde dentro, y la contusión, el ojo, la pregunta, la ocurrencia, me despertaba y un diente de oro.

Sonreí, por que aquello no estaba pasando. La pregunta era si quería, si no me importaba que me molestaran, completar una encuesta. Le dije que no me gustaba la cortesía. Seguí caminando. Me estaba manteniendo sobrio, era una muy mala decisión. Quería dejar de ser horrible para las otras personas. “La estás incomodando”, “Me decepcionó un poco”, "Sos lo único que me desvela por las noches"… Necesitaban que me ajustara a determinados moldes. Que me ajustara. Siempre es así. Podes ser una persona sencilla y estar relativamente feliz con tu espacio y tu modo. Pero quieren verte, necesitan verte; y ahí entienden que quizás no les gustas tanto como quisieran, no les gustas tanto como DEBERIAS. Y podrían (deberían) odiarte, pero tenes una o dos cosas buenas. Por ejemplo tu (ja) arte, aunque no le presten atención. A menos que puedan formar parte. O por ejemplo que los diviertas, por que la existencia viene siendo solamente una excusa para comer y transformar vida en mierda; tirar la cadena mirando el vórtice que se lleva todo. Y todavía peor: el esfuerzo de construir una narrativa que obvie esa verdad deprimente. Y yo que esperaba un colectivo, entre miles, para ir a un lugar donde descansar en paz, entre miles. Escupí algo parecido a sangre entre las canaletas de la vereda. Había tomado una cerveza. Mi estomago, los juramentos, mi mente, mi personalidad, habían rechazado el alcohol. Mis emociones rechazaban el etanol. Sin miedo, sin esperanza. Cuatro meses, un año. Veintiún años. Cien años de sobriedad haría falta. Escupí algo parecido a sangre y el colectivo llegó. Me subí, metí las monedas en la maquina como abriendo un cerrojo. No quiero tomar alcohol, eso creo, ahora mismo. Pero me senté en una silla al fondo, al lado de un pibe con bermudas en medio de la tempestad. Miraba por la ventana y sentía como la velocidad hacía danzar el oxigeno por mi cara. Descansar y no pensar en absolutamente nada es lo más importante que un animal tiene que hacer todos los días. Limitarse a dejar que el pensamiento se ajuste, se apague, se calle. Respirar y poco más. Esperar a que un colectivo cruce distintas cuadras hacia una zona familiar, recorriendo extrañezas y familiaridades. Grande y grueso deposito de agua y árboles y parques amistosos. Caras que no se miran, dentro y fuera del bondi. Veredas azotadas por el calor, desnudas ante pies que las repican y olvidan y toman en cuenta en su clara, CLARISIMA, utilidad. Ruedas que giran una y otra y otra vez. Corazones exaltados que vociferan junto a reconocidos animales compañeros: “viste, viste, por que a mi me saca”, “si, es que tenes razón”, “pero no puede ser”, “yo ya ni sé”, “viste”. Doscientas tres mil veces por millones de días hasta que carece de sentido pero no se puede entender eso en una sola vida (tenes que vivir nueve en una; el secreto de los felinos). En realidad hay algunas personas que quieren que no tome alcohol por que quieren que no me muera…, que no me pise un auto. Quieren que no me quede estéril, o que mi piel huela un poco mejor cuando me les acerco. O que no me sienta tan profundamente miserable No puedo odiar eso. No… Yo soy quién quiere verlas. No es que…

De cualquier manera me bajé. Caminé bastante, me bajé lejos de mi departamento. Quería respirar un poco la caminata, no me brinda ninguna sensualidad llegar cansado, y harto, a mi casa a estar cansado, y harto, en un solo lugar. Pasé por los jardines del hall de entrada, los azulejos brillaban y el apoya manos de discapacitados estaba tan solo como el universo incomprendido. Incrusté la llave de metal en la boca de la cerradura y abrí la trampa: mi caverna me esperaba, mi tumba. Vecinos miraban la puerta del ascensor.–Hola.–Que lluvia, no?–Algo así.–Que cansancio.–Deberíamos enloquecer, no? Bombardear panfletos marxista-atómicos con unos candomberos, gritar mientras bailábamos en ropa interior .–…–Contra los gobiernos, dios, el rock, el azar, la juventud rebelde que casi ya no existe, los vejetes que no se mueren aunque saben que deberían. Disculpá, pero no puedo defender a mi generación. Trabaje para el gobierno, trabaje para los gringos, trabaje sirviendo turistas, vendiendo perfumes, catalogando una biblioteca; o no trabajando que es un jodido trabajo. Los vecinos subieron al ascensor, yo les abrí la puerta. El portero miraba hacia ningún lugar y escuchaba un partido de fútbol por la radio, mientras me escuchaba entre confundido y hastiado pensando, evidentemente, en algo como "que imbecil". No dejaron espacio para mí, pero querían sentir que no eran malas personas, eso indicaban sus caras. “No pasa nada, yo subo por otro, o por la escalera, o trepo los 19 pisos”. Les di su placer, de mala manera. Okay, gracias, capos, así somos las formas de vida humanas: Tropang Kalong. A veces (en general) digo solamente lo más raro que se me cruza por la cabeza. A veces, pienso que estoy totalmente loco y que no hay ninguna manera que entienda el juego divertidísimo que practican en común las demás personas; es como un problema de actitud, hago ojos ciegos a un montón de códigos. No me gusta que me moldeen, no me gusta que eviten que siga mi rumbo volviéndome una expresión más fuerte de lo que soy. No me gusta saber que igual, no importa cuanto corra, grite, o cante, algo mío tiene que ceder. Por eso esto, por que cuando me llegue la muerte bailando desnuda, tierna e infinita, cediéndome el regalo más femenino de la existencia: la suave calma, la última caricia… Cuando llegue ella, va a tener algo mío, imposible de abrazar o de robar, frente a sus ojos. Grabado en la roca negra de la existencia, un monolito brillante emergiendo una y otra vez del océano del tiempo. El secreto de mi ausencia, lo que no digo ni siquiera entre palabras, esto que solo puedo señalar. Sonriendo entre las puertas del infierno. Inmaculado, puro, protegido. Desconocido, imposible de apreciar. Subí solo en el ascensor. Hay espejos en tres de cuatro lados de mi ascensor. Cuando me miro en el veo infinitas personas con mi rostro, con mi saliva, con mis hedores y manias. Suelo decir “Yo soy el real” en voz alta, todos lo repetimos. "El mas Stiv de todos los Stivens". "Todos los Totis el Toti". Imposible saber cual es el original, cada uno de ellos intentando afirmarse frente a su propia mirada que sonríe, y muge, y odia y olvida. Me río histéricamente, solo, y llego al piso diecinueve, F de Falso, donde me espera esta computadora, esta botella de agua, estas letras replegadas en teclas como un piano (como colores en una paleta y como instrumentos quirúrgicos sin sangre y dentaduras postizas). Respiro, enciendo un cigarrillo. “Esto va a matarme, también, alguno de estos momentos”. Apago la luz, no hay nadie, solo moscas y ácaros en un viento estancado. Escucho música mientras el sol arde en el espacio caótico y cruel. Le comento a una buena persona: acabo de escribir cuatro paginas en treinta minutos. Soy un dios entre las paltas que tiró el viento por los patios y un montón de espejos que no pueden decir nada y están contentos al respecto. Espero se ría. Agarro el tramontina de una vez por todas y pronuncio un tajo sobre mi antebrazo. Me rindo a mi propio embrujo:

Despertaban de un sueño aguado las gotas sobre las hojas de un otoño. Las hago bailar sobre la superficie blanca, sobre los renglones. Agarro un pincel y dibujo un pajarito. Me sale horrible, me río, es un pajarito, y yo estoy perdiendo la cordura. Tendría que aparecer dios, o el diablo, o el presidente del abismo, con un grueso marcador indeleble, con su cordura, su poder, su sabiduría, su entorno domado. Tendría que borronear al pajarito, sentenciar un “= 2 $”, mostrarme mi claro error existencial.

Sonrío. Las gotas me miran, el pajarito me mira, la nada esta quieta y respira, la vida prosigue, los monos vuelcan sus autos por las calles y pasean respirando, y se pelean y aprenden, y prosiguen necios. Yo soy el más necio de todos, y miro como las gotas bailan embelleciendo al pajarito. Por mucho más que las mire, ellas son quienes me miran a mi. Si fuese una multitud aplaudiendo un muro de fuego, no me gustaría. Pero ahora, ellas son únicas, y me observan, me esperan, y yo soy feliz.